A principios del siglo XIX, la arquitectura colonial, influenciada por la tradición hispano-criolla, continuaba vigente en las edificaciones en Chile: casas de uno o dos pisos, con muros de adobe, techos de teja y fachadas blancas continuas.
Una vez finalizado el proceso de Independencia, fortalecidas algunas transformaciones de índole social y política en el afianzamiento de la naciente República, el estilo neoclásico pasó a ser el arte de la libertad de América. Este estilo se inspira en el mundo clásico y se caracteriza por el énfasis en la armonía y equilibrio de las formas, a la vez que por una marcada sobriedad en la decoración. Utiliza elementos greco-romanos como columnas, frontón, proporciones armoniosas y pórticos combinándolos con técnicas y materiales de construcción del siglo XIX. En las nacientes repúblicas independizadas en América, el neoclasicismo fue la expresión artística de racionalismo ilustrado, el que pretendía introducir patrones estéticos fundados en principios racionales y abstractos.
Sin embargo, la introducción del estilo neoclásico en Chile fue distinta a la ocurrida en otros países latinoamericanos. Por ejemplo, en Perú y México, donde existió un Barroco mestizo muy efervescente, el movimiento neoclásico asumió una tarea iconoclasta de limpieza y refundación. En Chile, en cambio, el estilo neoclásico fue constructivo más que destructivo, entre otras razones, porque durante el Barroco no hubo grandes obras arquitectónicas y permanentes. El neoclasicismo significó para Chile un primer paso hacia la modernidad: combinó el arte y la ciencia.
De este modo, a mediados del siglo XIX, el gobierno promovió la llegada de arquitectos y profesionales de la construcción desde Europa, principalmente de Francia, con el ánimo de llevar a cabo los cambios que requerían los «nuevos tiempos». De esta manera, se le dio impulso a la construcción de obras públicas, religiosas y edificios civiles. En La Serena, el arquitecto francés Jean Herbage estuvo a cargo de la Catedral de la ciudad. Cabe destacar que el neoclásico francés de finales de siglo es una tendencia más osada, más decorada, menos pura que la original.
Catedral de La Serena
La Catedral de La Serena fue construida en 1844 por encargo al arquitecto francés Jean Herbage, transformándose desde entonces y hasta hoy en el templo católico más grande e importante de la ciudad.
Por otro lado, los ciclos mineros del cobre y la plata, destacando la creciente demanda británica por el metal rojo y el descubrimiento de la mina de plata de Arqueros en 1825, significaron un importante hito para el desarrollo urbano de La Serena y Coquimbo al favorecer la concentración de riquezas y de población en la zona. Atraídos tanto por la minería como por el comercio que permitieron la generación de riquezas acumuladas por los empresarios regionales, llega un importante contingente de migrantes, entre los que se contaban carpinteros ingleses y estadounidenses, quienes imprimen un sello particular a la zona con sus construcciones. Esto influyó en que las construcciones neoclásicas adoptaran finas y elegantes terminaciones influenciadas por la carpintería anglosajona.
Casa Mac Auliffe
Inmueble de fines del siglo XIX obra de Robert Owen Parker y Joseph Bradford. Posee una fachada que combina una tipología neoclásica características propias de la arquitectura anglosajona del siglo XIX.
En este sentido, es posible diferenciar aquellas construcciones realizadas por arquitectos (como la Catedral, la Iglesia de la Divina Providencia y el Colegio de los Sagrados Corazones) y aquellas realizadas por los constructores o carpinteros anglosajones (como la Iglesia San Juan de Dios o la Casa Carmona). Respecto a estos últimos, es interesante constatar la mayor influencia norteamericana en La Serena, con una arquitectura más cercana a las formas clásicas, a diferencia de Coquimbo, que exhibe mayormente la arquitectura inglesa característica de los puertos del Océano Pacífico.
En el caso de los carpinteros anglosajones, se combina una planimetría colonial con una fachada clásica. Se reconocen dos grandes etapas: Clásico (1830 a 1860 aproximadamente) y Clásico serenense (1850 a 1880 aproximadamente).
El periodo clásico destaca por la preservación del espaciamiento entre vanos de la arquitectura colonial. Portadas y otros elementos de decoración son tratados en carpintería de estilo clásico de manera rigurosa, con rejas de lanza o lisas y poca decoración.
A partir del censo de 1854, es posible identificar a los principales carpinteros de la época. En La Serena, están Juan Jenkins de Estados Unidos; mientras que de Inglaterra están Thomas James, David James, Enrique Haret, Edmond Giles y José Treloar. En Coquimbo, están los ingleses Andrés Cristy, Santiago Cristy, Daniel Frances, Criste S. Tolhen y Narciso Volien; mientras que los estadounidenses son Carlos Charles y Francisco Friend. Sin embargo, se considera a Samuel Averell como legítimo representante de este periodo, quien llegó a la zona en 1818 y falleció en 1848.
Casa Piñera
La Casa Piñera es un edificio de estilo clásico. Un incendio ocurrido en 2015 consumió la propiedad casi por completo, obligando a su cierre y al inicio de obras de remodelación.
El Clásico serenense es un periodo con un gran auge constructivo. Entre los cambios en relación al periodo anterior, es posible destacar que disminuye el espacio entre vanos, la carpintería decorativa de portadas y vanos se hace más rica y elaborada, se generaliza el antetecho realzando la portada, las fachadas se enriquecen con pilastras de carpintería, y aparece la tejuela de alerce, derivada del auge maderero de Chiloé.
Siguen los carpinteros extranjeros, estando ya establecidos. Eso permite que se formen carpinteros regionales. De los extranjeros, se puede destacar a Jenkins y Cía. y a Roberto Parker. De los locales, se puede mencionar a Bartolo Varela y Rafael Salinas.
Casa Chadwick
La Casa Chadwick es una vivienda del periodo clásico serenense. Constituye un testimonio de las formas de vida características de las familias serenenses acomodadas de la segunda mitad del siglo XIX.
Fuentes de información: |
2. Publicación del Consejo de Monumentos Nacionales
3. Diapositiva del Centro Histórico de La Serena, Seminario Internacional Experiencias de Revitalización de Centros Históricos.
4. Publicación de Memoria Chilena
5. Entrevista a Isabel Cruz de Amenábar en El Mercurio
6. Entrevista a Fernando Imas Brugmann en La Tercera
7. Libro Patrimonio cultural de Coquimbo y La Serena (1979) del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu)